martes, 30 de abril de 2013

Tu nombre lo sabe el viento…





Navegas en un mar de nombres
y verbos jamás conjugados.

Se respira en la tarde
un recuerdo que alborota tu sonrisa,
que desata una tormenta sin sentido,
que te arrastra indefenso
hasta hacerte encallar en la palabra.

Y te recogen manos de ausencia,
las mismas que quiebran el horizonte
al desdibujar mi contorno.

Tu nombre…
mi nombre…
los sabe el viento.


Magda Robles


lunes, 29 de abril de 2013

De la musa, a un poeta



 Desnuda de carne.
Sin piel me dejas.
Disueltos los huesos en tinta.
Alma de letras.

Insolente explorador eres
de mis verdades bajo llave
y mis mentiras a luz velada.
Al azar,
en versos me desgranas,
y te adentras descarado
en este aire que me respira.

Cómplice ausente
de este vil asesinato.
me arrastras a la vida...


Magda Robles

domingo, 28 de abril de 2013

Semana dedicada a Magda Robles




Ella recoge la humedad



Ella recoge la humedad con gesto torcido
la lágrima rota
la mano en el sexo
la lengua de pájaro

y restriega la mugre
de una alcoba clandestina.

Luego, endereza la virtud,
el desbordamiento
el sabor animal
el eclipse inguinal

y exilia el resplandor
al límite del viento.



Amelia Díaz Benlliure


sábado, 27 de abril de 2013

V.





En las noches de aniversario celebro los caminos y las amapolas que brotaron en mis prados húmedos. Fueron noches de manoshiedra sobre oteros deshabitados. Días de vírgenes jugando al escondite entre los claustros.


Ay, amor, esta noche grita como una sierra abriendo la carne para mostrar la marea tóxica de las entrañas.


Ahora solo busco trenes antiguos que descarrilen en mi memoria.




Amelia Díaz Benlliure

viernes, 26 de abril de 2013

Los heridos





                                                                                              Los heridos
se reúnen en plazas rojas
vician el aire                    
                                                                                              lacra silenciosa
gritos desvalijados
líticos aros de humo

los heridos se abrazan en la noche
boca a boca
sexo a sexo
                                                                                              boca a sexo

vapores fluorescentes
renacen  transfusiones

los heridos
                                                                                              pese a la daga
no pierden el lirismo
el beso
que esperan
sin uniforme

los heridos conocen sus miserias
las arrastran
las lavan a la piedra

los heridos reniegan de las plazas blancas
su sangre
no
se
v
  i
    e
      r
        t
          e
impunemente
                                                                                                viven

yo los conozco
he compartido mesa y mantel
sé que son ángeles
heridos.  


Amelia Díaz Benlliure

   

jueves, 25 de abril de 2013

23/02/1981






La noche tañía tiempos
narrados con luz de candil.
Volaron himnos como murciélagos.
Llovía frío sobre el alquitrán
de un túnel en desnivel.
Se cancelaron las ceremonias
de los hímenes intactos.


                                               Dormíamos, entonces,
                                               en habitaciones separadas.
                                               Nosotros, sin saberlo,
                                               siempre hemos dormido así.
                                               Tal vez haya caminos
                                               que se deban andar
                                               en soledad.


Las alamedas desnudas,
el humo de los cigarros...

...y el rugido insoportable
de los gusanos metálicos
carcomiendo las aceras.



Amelia Díaz Benlliure






miércoles, 24 de abril de 2013

heri DAS






Hay heridas que no deben cicatrizar.
Hay dolores que no se pueden escribir.
A veces hay que coger
la poesía por el cuello,
acariciarla con suavidad,
como si de una amante se tratara,
y, luego,
firmemente,
estrangularla.


Amelia Díaz Benlliure


martes, 23 de abril de 2013

Una historia no contada





Que me pides otro beso y me desarmas
y arrastro la sonrisa hasta los labios
mientras sube un rayo por mi brazo
que descarga dientes en el corazón.
                                                                   
¿Cómo se decide entre la no vida y la vida corta?
¿Entre punciones y placebos,
mirando tan cerca tus ojos de sal?

Son los abrazos de las siete de la mañana
la siembra de las flores venideras,
pétalos escondidos entre los libros
que traerán tu aroma un día de gris.

Que te volviste mi niña en una historia no contada,
que en mis noches infantiles olvidaste
prepararme para ser tu madre, madre.

Y ahora no consigo dirimir
entre la no vida y la vida

que nos queda por vivir.


Amelia Díaz Benlliure


 

lunes, 22 de abril de 2013

Somalia, por ejemplo





No puedo hacer las camas.
Hay una niña en el pasillo.

Llora
acurrucada en un rincón.
Mi casa se ha vuelto
un laberinto de sombras.
Recovecos infieles
de los planos más obvios.
Solo intento continuar
mis tareas cotidianas,
pero ella no atiende
mi súplica de silencio.

Llora
y araña el suelo
observando encogida
los surcos inútiles:
reconozco su mirada,
su estupor
- casi su reproche –.

Llora
y va menguando en el llanto.
Tal vez,
dentro de unas horas,
no sea más que un charco en mi pasillo.




Amelia Díaz Benlliure


domingo, 21 de abril de 2013

Semana dedicada a Amelia Díaz Benlliure




(cuando fue)





hay semanas que empiezan en sábado

cuando consigues quitarte las ocho horas,

y despiertas de pronto en medio de la calle,

la misma que esconde esquinas

con ojos asustados de no más de quince años,

pidiendo algo que llevarse a la boca,

o la boca misma

para reventar con ella el hambre



cuando fue que nos quitaron el corazón,

nos inyectaron el miedo,

y miramos sin ver, y escuchamos sin oír,

cuando fue que construyeron la alambrada

y nos dejaron dentro


solos


yo, que enseñé a mi madre a leer,

a escribir, a perder el cansancio

que le puso el trabajo en las costillas,

yo, que vertí sus cenizas demasiado pronto

para nadie



ella, que me enseñó a vivir,

y luchar por lo que creo



por ella, por tantos, por todos



vamos a salir ahí fuera

para que no nos pille dentro

la vergüenza de pensar solo

en nosotros mismos



Eva R. Picazo

sábado, 20 de abril de 2013

(que no venga la poesía a salvarme)




que no me encuentre sucia y derrotada,
que me sangren las encías
y los poemas escuálidos

que me sangren las cuencas de los ojos,
y los versos me atornillen el corazón
al lado izquierdo del cuerpo,
que mis dientes mastiquen despacio
todo este silencio,
que el silencio no me sangre

que me sangre la palabra,
que resbale en hilos rojos
por mis brazos y mis piernas,
que resbale la palabra

que la poesía me duela
para no dolerte más,
que me duela y me sangre
para no dolerme,
que forme una parábola
entre tu boca y mi boca

que no venga la poesía a salvarme

que no venga


Eva R. Picazo

viernes, 19 de abril de 2013

(no hay casualidad que no te nombre)




una mano alcanza los fracasos,
aprieta con las uñas sus extremos,
como lenguas vegetales y mohosas
en las gargantas de los ahogados,
la otra, extiende los dedos hacia la ventana,
a b r i é n d o l a

no hay piedras que el viento no erosione,
ni puertas cerrándose en su estruendo,
como respuesta al miedo en los ojos de los niños

fuera, las calles calientes vibran bajo los zapatos,
respiran las alcantarillas en bocanadas de humo,
ocultando las paradas de autobús, los improvisados paraguas,
los restos del placer en la arruga de la cama de un primero

más allá del mundo creciendo en el marco,
agrandando la casa hasta hinchar nuestras paredes,

p e r m a n e c e s

y los fracasos ya no son,
porque todo es,
como aquella canción de lunes



Eva R. Picazo

jueves, 18 de abril de 2013

(cualquier día saldremos a la calle, y olvidaremos volver)




cada uno hace su vida,
con la consistencia
del café del desayuno,
o de la cama a medio hacer,
cuando aún conserva
el calor del otro

a ratos intento aprender
a quedarme quieta, observando
desde el otro lado de los ojos,
mirándome los zapatos,
con cara de morderme la lengua,
pero nunca digo nada

repito patrones aprendidos,
mientras la vida me zarandea,
como si yo fuera tan fuerte,
y es entonces cuando vengo aquí
a escribir, para no sentirme sola

vomito la indiferencia,
las ausencias que me duelen
cuando las mitades no existen,
y siempre es todo o nada

la cama me acoge silenciosa
con palabras que acarician los ojos,
y la Princesa Inca me susurra:

“se besaban como se succiona algo,
sabiendo que uno va a morir,
yo lo ví desde mi pupila,
a veces en la noche,
recuerdo un trozo de sus ojos”

tus ojos

no puedo despegarme tu voz,
aunque grite, y me quede ronca,
para no escucharte en la distancia,
cada noche mantengo un diálogo
con la loca que vive en mí,
para no amar así, sin condiciones,
pero las mañanas siempre
se llenan de prisa,
de caras de sueño,
y de nuevo lo olvido todo,
para empezar otra vez
desde el otro lado.


Eva R. Picazo

miércoles, 17 de abril de 2013

(fueron tan bellos mis muertos)





que sencillo sería morir ordenadamente,
dejarnos caer en la grieta,
d e s p a c i o 
que nada se detuviera,
que no doliera, ni nos pesara,
sería en definitiva
morir alejándose,
como el final de una canción
tantas veces repetida,

de qué sirven el mármol y la losa,
las flores secas anunciando
el olvido hasta la siguiente visita,
para qué me sirven
los muertos de domingo,
para qué en esquela y noticia triste,

llevo a todos mis muertos
al borde de estos ojos,
mucho antes de sufrir
anticipando el tiempo a la herida,
y es que al morir eran tan bellos
tan bellos fueron,

que nunca quise enterrarles



Eva R. Picazo

martes, 16 de abril de 2013

(algún día)




tengo una casa

tengo
una
casa

donde caben
tres clavicordios,
un piano de cola,
y la sinfónica de Berlín

d i v i s i b l e

en el cincuenta por ciento
del pasado continuo,
en los metros cuadrados
del futuro de mis hijos,
y los hijos de mis hijos

de mis hijos

tengo una casa
con derecho a veinte años
de grilletes, cajas de ibuprofeno,
y de noches sin dormir

tengo una casa tan grande
que cabe el maldito silencio,
todos los muertos de Gaza,
la consulta de mi médico,
y un mitin electoral

también tengo unos papeles,
que dicen que tengo una casa,
y un teléfono en silencio,

silencio

¿y para qué?

pues para nada 



Eva R. Picazo

lunes, 15 de abril de 2013

(viviendo)




la vida, es una secuencia de actos reflejos,
el escondite perfecto de la rutina
y es esa rutina, el precipicio mismo de las cosas,
la herida en el pecho sin costura posible
allí el corazón,
ese músculo que dicen que no duele,
mentira


Eva R. Picazo



domingo, 14 de abril de 2013

Semana dedicada a Eva R. Picazo




EPITAFIOS





         EPITAFIOS convertidos en pedrería
                     grito       o     latido
                                                                  emergen sobre un oleaje
                                                                         — reflejando— 
                                                          la castidad heroica de los diamantes



Escondiendo el ente
en los alvéolos de una inocencia
caballeresca


          Mostrando sólo
                                          el fulgor sumergido
                                                                                 de la exacta ansiedad



         Semejante al pestañeo incesante
                    de un cementerio
                                                                               que intenta proclamar
                                                                             las arboledas tributarias



Entre plegarias envueltas en ESPUMAS
por una nostalgia sudorosa
imposible de detener
 y cerraduras con llaves perdidas
que no dejan de girar



         Es un tumulto multicolor
                                                con inviolables arados
                                                               ajenos al llanto de las catedrales



                                    Dormitando sobre un sosiego
                                             —MONACAL—
         que atrapa al inconsciente
                                   en una atmósfera colonizada
                                                                                 por la señal de la cruz



Luis Ángel Marín Ibañez





sábado, 13 de abril de 2013

BLANCO SOBRE NEGRO


                                                

                  Al llegar la noche

             en la pureza de los colores

           se escucha el pulso de la vida

 

                                        Las sombras son recuerdos a caballo

 

                                        Y todas las horas

                       ESTÁN COLGADAS DE LOS ASTROS

 

               La umbría declina                          Haciendo florecer

                   en un tropel                                    el claroscuro

           de magnéticos balcones                         de las torres

 

           La luna             y          Las estrellas

           Saludan con un pañuelo en la mano

                                                              Hasta la última lluvia

                                                             es una sirena cantando

 

                                   Y detrás del Universo

                             resuena un cortejo de violines

                                 con la sinfonía inmortal

                               BLANCO SOBRE NEGRO

 

 Luis Ángel Marín Ibañez


 

viernes, 12 de abril de 2013

BALADA DE LA LUNA RECOSTADA





Siempre vuela una luna entre las manos.

Una luna de toros con espuelas.

Una luna volteando las crines

bajo labios bordados de veletas.

En su canto de luces gregorianas

se diluyen perfiles y batallas.

Tiene sabor a fauce azulecido,

y limpia faz de nubes fatigadas.

Por sus olas se pasea la hipnosis

horadando la sangre en caracolas.

Las miradas son versos de infinito.

Cada beso el suspiro de las rosas.

Siempre vuela una luna entre las manos.

Una luna de barcos y caballos.



 Luis Ángel Marín Ibañez





jueves, 11 de abril de 2013

SUEÑO IMPERFECTO





 

             El palacio

                                                   cae derruido

                                                                                            por la belleza

sobre el fondo lactante de la Vida




                    Ni siquiera                             las voces heráldicas

                    son capaces                          de amortiguar la angustia




Ella soñaba con eternos cascabeles

         sin contar

que hay murallas

                                                                                            que relinchan 





Luis Ángel Marín Ibañez






miércoles, 10 de abril de 2013

JIRONES








La luna ebria de champagne se siente la ardiente princesa de las sombras y, ríe enloquecida al poner fin a la virginidad, mientras recuerda su infancia, el Miedo y las espumas, que ataban todos sus perfumes con un nudo gordiano



                   Ahora se abre                                       a la inmensidad

                   y en sus cabellos                                  crece

                   la música                                              y las flores




                                            Atrás quedó la Muerte

                                                    sin palabras

                                            y un puñado de laberintos

                                                  que incendiaban

                                            los signos fedatarios del Ser





Luis Ángel Marín Ibañez

martes, 9 de abril de 2013

CAMPANARIOS


                                           
                                          

Ajardinadas

como si fuesen primaveras mediúmnicas

las cataratas regladas de la Fe

levantan los brazos

recordando el teorema

de los albores destilados



Sus amuletos

retienen ligaduras gordianas

sobre un suprafondo

donde no cesan de plañir

las catedrales del Dolor



Mas siempre hay nervaduras

—encaladas—

galopando en un tránsito

hacia esa desnudez

que deletrea el oleaje

donde no habita la Razón



Esa incansable duermevela

que nos abraza entre zigurat

cual música desconocida

donde ni siquiera la Soledad

—es capaz de huir—

de los campanarios del Ser




Luis Ángel Marín Ibañez





lunes, 8 de abril de 2013

VOCES






Hoy el Infierno de Dante es perfectamente visible

tan claro que ciega los ojos al mirarlo.

Los esclavos derrotados por la tinta

apenas son sesgos de oscuridad.

Un paisaje con ocultos barómetros

cae entre himnos auscultantes.

Aquella perspectiva corpulenta

ha dejado de ser una resurrección.

Los signos jadean sobre un antiguo monolito

atormentados por la nieve coagulada.

Sin saber el porqué de sus fragmentos

ni la carne desgarrada por las torres.

Y aunque Milton legara el Paraíso

la neblina se niega abrir los soportales.




Luis Ángel Marín Ibañez