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domingo, 9 de septiembre de 2012

Agonizo moribunda, y sin sexo





Que moribundo puede llegar a ser
eso del amor con sexo, o del sexo con amor.
Me robas mi tiempo para elegir
con cual te quedarás.
La primera siendo tu mujer
o la segunda, por ser tú amante.
Y yo, mientras, moribunda
de tu amor con sexo.
Voy inyectando en mis venas
litros de alcohol
que distorsionen mis ansias
de actos impúdicos contigo
y esperando que ahoguen
mis gemidos propios… pensando en ti.
Y tú, gastando el tiempo
usándolo para ti, egoístamente
sin apenas un resquicio de mi yo.
Sólo tú y tu tiempo para elegir
con quién despertarás, mañana.
Y yo, aquí, moribunda
y agonizando por tener sexo Contigo.

¿Y tú, quien eres?




Beatriu C. Durany


sábado, 8 de septiembre de 2012

Desde el filo de tu copa, me sumergí




Mis labios rozaron sedientos de ti
el Bombay Azul con una gota de Limón
en filo de tu copa.

En cada besar que tus labios
me ofrecen, caes en el vacío
ahogado de tus miedos
y rompes las palabras, que quizás,
un día me cautivaron
y despertaron las endorfinas
que abastecían mi cuerpo
ahora ya, corrupto de auto caricias lascivas.

Se gastó tu tiempo, y me sumergí
en ese Bombay Azul, con una gota de Limón
en el filo de tu boca.




Beatriu C. Durany


viernes, 7 de septiembre de 2012

El quebrar de la pavesa




Escribir lo que sucede en un instante
sin que éste se detenga.
Descubrir que las flores no se marchitan
y que la fina lluvia no cesa
que el sol será crepúsculo y la luna amanecer.

Porque sé, que entre tus dedos guardas las palabras
que describen mi cuerpo.
Y en tus labios, vive el rocío de los míos.
Y en tu lengua, atesoras el lamer de mis sabores.

Sé, que el olvido no entra en tus planes.
Y también sé, que a pesar de tu dolor
sigues siendo mi latido… aun estando muerta.

De noche, cuando la luz y la oscuridad
libran su batalla, yo, duermo en Necrópolis
y sueño contigo
aun estando muerta.
Es un sueño gris, melancólico
lleno de brumales y hojarasca.
Ceniza en mi boca
ojos desérticos
silencio en mi piel
cuerpo en despojo, putrefacto,
cadáver, muerto. El sueño,
el sueño muerto
y escribir…
hasta sentir.



Beatriu C. Durany


jueves, 6 de septiembre de 2012

El unicornio tunelador




Se escondía en el fondo de ella
le gustaba su luz tenue,
la negrura que la rodeaba
y que de vez en cuando
cruzaba su cuerpo como una flecha.

Saboreaba la humedad
que permanecía allí, silenciosa
y el aroma de tierra y roca.
Sentía sus esencias navegar por su piel
y amarrarse a ella.
La entrada era pequeña, diminuta
tan sólo sus amigos de la infancia
gnomos, hadas, duendes, elfos…
tan sólo ellos, podían entrar por ella

Sin cerradura visible
sin picaporte
Ella, no esperaba la llegada de nadie.

Pero él, sabía de ella
la observó durante mucho tiempo
aprendió de ella, para llegar a ella
descubrió el camino a ella, a su escondite
a esa cueva pequeña y diminuta.
Sin cerradura visible, sin picaporte.



Beatriu C. Durany


miércoles, 5 de septiembre de 2012

Súbitos pensares




Nada verde trasciende,
sólo el hipo insistente de mis pensamientos
que corren imprudentes
por la autopista oscura y famélica
viajando en el coche
del irreflexivo y vacío mundo
de los sentimientos.
Quijotes sin delirios buscan salir,
y acomodarse en la nube plomiza
para un descanso libertino…
y ser Juana de Arco sin hoguera.

Nada verde trasciende,
sólo el hipo insistente de mis pensamientos.



Beatriu C. Durany


martes, 4 de septiembre de 2012

Noviembre, undécimo mes del año y abrí las piernas




Abrí las piernas
y sentí el viento de noviembre
-día de los muertos y cae el muro de Berlín-
mientras, la madurez de tus manos
arrancan en caricias hambrientas
mi sexo, clandestino y libertino.

En tus oídos penetran
mis gemidos indómitos,
en mi vientre
anidan mariposas salvajes,
y mis dedos anclados a tu espalda
forjan las envestidas del bisonte blanco.

Piel húmeda, saboreada por lenguas lascivas
que anidan tras los labios húmedos y mordaces.

La bestia irrumpe en la llanura
devorando su pasto
galopando en estampida,
al encuentro de la oquedad…
y vaciar su descanso.



Beatriu C. Durany


lunes, 3 de septiembre de 2012

El sabor de la ausencia endulza las llagas de mi boca



Me gusta tu ausencia en mí
Me gusta que no estés y no incumplir mi promesa.
Me gusta que no estés aquí y me gusta no mirarte a los ojos
y saber de tu mirada.
Me gusta que no estés y no acariciar tu piel
ni saber de su textura, ni besar tus labios
y no admirar tu caminar airoso, ni adivinar el olor de tus aromas
y no oír la música de tu respirar.

Me gusta que no estés aquí,
tu cuerpo una quimera en tu pecho,
y tu piel, sólo piel sobre tus huesos
y tus ojos, lejanía y tus labios, una suplica.

Y llegó el cielo plomizo tras el cristal de la ventana
cerrando todo lo nuestro y mostrándonos
el presagio de tus cenizas.

Y entrelacé mi mano en la tuya y tu sonrisa se forjó en mí
y así llegó la despedida templada, tranquila y pausada.
Me gusta mi soledad de ti
Y me gusta que no estés aquí
por esa ausencia que vertiste en mí.


Beatriu C. Durany


domingo, 2 de septiembre de 2012