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domingo, 12 de junio de 2011

SIGO SIENDO BLANCANIEVES


Porque sigo siendo una Blancanieves enana
a la que siguen dando de comer
manzanas con veneno al mediodía
y las come sin protestar
por si, con el ayuno,
merma el cariño.
Y a veces levanto la voz
para que la droga
sea menos mortífera
y la madrastra menos bella
y el espejo menos viejo
y el corazón menos seco.
Por todo eso lloro,
a veces sin que me veas,
cada vez más en público,
porque los afectos ya no me encogen
y el pudor ya no me vence.
Y me sé pequeña
pero me sé valiente
y el llanto me hace humana
y tú te ríes,
pero nunca falta
quien lo hace suyo
y no me abraza,
pero me enciende el cigarro
o me cuenta un chiste
o me habla del tiempo que hizo anoche
y entonces el llanto cesa
y la sonrisa se expande
y el poema se escribe
con letras de fiesta.
Y yo sigo teniendo madrastra
y manzanas con veneno,
sigo siendo una Blancanieves enana
con los ojos miopes
pero soy dueña de mis segundos,
de mis llantos vespertinos,
de mis sonrisas ajadas
y de mis orgasmos.


Sonia San Román


sábado, 11 de junio de 2011

BLANCANIEVES




A Blancanieves la mató su madre (Diario El Mundo. 02 de octubre de 2003)

Me sorprende que todos os empeñéis
en ser mis madrastras,
mis enanitos,
mis espejitos mágicos,
mis manzanas venenosas.

Soy la Blancanieves negra
inmune a vuestro cianuro,
que escupe
a esos príncipes perfectos
plastificados y púberes.

Soy la Blancanieves
menstruante,
la princesita preñada,
la impúdica y casquivana
Blancanieves de taberna.

La niña despierta,
mientras se hace la dormida.

La Blancanieves
de látigo húngaro,
de katana japonesa
y de puño americano.
La Blancanieves con metralleta.

La princesa de la voz agria,
la de los gritos duros,
la de la cerveza amarga.

Blancanieves sin madrastra,
sin príncipe,
sin enanos.




Sonia San Román


viernes, 10 de junio de 2011

MÁSCARAS





A pesar de que ya no distingo
la mueca de la risa de la del dolor
-las dos son lo mismo ante el espejo
porque los ojos hablan hacia abajo
y queman la cara
como un pastel de ortigas-
escojo mi deambular extremo, ultramarino,
periférico, Polo Norte y Polo Sur
a tu Ecuador, tu balanza y tu aurea mediocritas
porque es lo que soy,
sin más remedio:

piedra de muralla
arañada por grietas y por tránsitos.




Sonia San Román


jueves, 9 de junio de 2011

OLORES





Quiero ser fabricante de olores
para que la gente tenga algo
distinto que regalar en los cumpleaños,
en los bautizos, en las bodas
o en las fiestas de guardar.
Quiero vender un frasco que contenga
esencia de olor a tiza blanca,
mezclada con una pizca
de mina de lápiz recién afilado
para los que añoran la infancia.
Para los atrapados tendré
eau de toilette de gasolina,
sutilmente mezclado
con un toque amargo de cerveza.
Para los tristes olor a palomitas
de maíz y a chocolate con churros
Para los exiliados en las ciudades
esencia de puchero y sopa de ajo.
Para los ancianos un bálsamo suave
con aroma a recién nacido.
Y para quienes todo tiene
el mismo olor, el mismo sabor,
la misma forma,
les daría un frasco vacío,
como su vida.



Sonia San Román


miércoles, 8 de junio de 2011

ESCOCIA



Un camión cargado

de güisqui Glenffidich
nos adelanta por la derecha
en una carretera
atestada de ciervos
y de vacas con flequillo.

Suena el himno de Escocia
en la furgoneta.

Algunos dormitan,
otros miran por la ventanilla
y limpian con la manga del jersey
el vaho adherido a los cristales.

Algunos mosquitos enanos
se han pegado a su trampa
de alientos cálidos
y de gargantas heladas.

Un caza americano F-16
sobrevuela el lago
como un moscardón insolente.

Dicen que aquí repostan
para ir al Líbano
a seguir con sus asuntos.

Una niña ríe y no me molesta.

Es una novedad estar en paz
con este cuerpo que me envuelve.

Algo me sonríe entre las tripas
y me conecta a la moqueta verde
de antiguos glaciares,
a la turba que destila cascadas
de cerveza negra
y que calentará el hogar
en el invierno.

Algo me tira del centro del ombligo
y me obliga a expandirme
entre valles infinitos,
entre piedras tan viejas
como el mismo Dios.

Quizás vine a buscarle a Él
a estos parajes
donde los hombres
son más hombres
si llevan falda,
donde la tierra se cultiva
con un mimo antiguo,
donde el clan familiar
da el cobijo necesario
a los hijos que vienen.

Quién sabe si,
después de todo,
Dios no es sino
ver pastar a los ciervos
entre una fina lluvia de alfileres,
la soledad de las islas
entre el viento del norte
llamando a la ventana,
la manta de cuadros
que abriga tus tristezas,
la cerveza cremosa
en buena compañía,
las risas de los tuyos
y el corazón en calma.



Sonia San Román


martes, 7 de junio de 2011

VERDE




Verde que te quiero verde.

Federico Gª Lorca


Está cayendo sobre mí
una lluvia gruesa
que huele a pescado viejo.
Se sienten verdes los edificios
y los pasos de cebra.
Es más verde
el verde de las hojas
con el tronco ennegrecido
por el agua.
Llueve verde y tiñe
de verde mi espanto.
Son verdes tus pupilas
mirando esta lluvia de fantasmas.
Soy charco que refleja césped
y césped que amontona lluvia.
Somos norte y nube y camino
sin norte plagado de nubarrones.
Mi voluntad reverdece en esta tarde
mojándome los pies
y, en tus pies mojados,
me tumbo a echar raíces.



Sonia San Román


lunes, 6 de junio de 2011

FANTASMAS



A mi abuela Brigi

Mi abuela no tiene miedo
a los fantasmas.
La rodean, la acompañan,
la arropan, le hablan
a través de la masa de
las rosquillas
y del silencio intermitente
del tic-tac
del reloj de la cocina.

Están en sus viejas historias,
en sus fotos
y en un lugar húmedo
y oscuro detrás de sus cataratas.

En cada una de sus palabras:
pan, jabón, manos, hija, cebolla...

En sus recuerdos en blanco y negro
y, cada vez más,
en mí

cuando aspiro su olor
a limpio y a puchero,

cuando me atrevo a asomarme
a la orilla amable
de sus ojos tintineantes,

cuando distingo sus rasgos
en los rostros antiguos
de las fotografías,

cuando callamos junto a la estufa
y dejamos pasar el tiempo
que necesitan - para hacerse-
las rosquillas.

Rodeadas, acompañadas,
arropadas por las sombras,

sin miedo

porque los fantasmas de mi abuela
también son míos.



Sonia San Román


domingo, 5 de junio de 2011

viernes, 6 de febrero de 2009

Lisboa




Al sol siéntate. Y abdica
para ser rey de ti mismo.
Fernando Pessoa

Bacalao a brás
y vino de Oporto
para mirar contigo
a un Tajo moribundo.
Aún hay aromas
a claveles en las calles,
aún retumban
las palabras de Pessoa
entre los adoquines viejos de la Baixa
y aún se derraman los fados
por las cuestas del Bairro Alto
buscando tu oído.
Y los tranvías recorren,
como átomos de oxígeno,
los estrechos vasos capilares
de esta nariz de Europa
que huele eternamente
la brisa marina del Atlántico.



Sonia Sanroman