viernes, 30 de noviembre de 2012

COMO EL SILENCIO




                 


Existen días de incalculables y diminutas sombras
donde sólo habita la carne de tu abrazo
la boca de tu rostro
y la entrega amable de tus pequeños dioses

Existe la majestad del silencio negro
no la dulce plata de los mares
ni la noche inmediata de los cuerpos

Existen     amor     los días sin horas
la inclinación amarga de la vida…
la desesperanza del gemido de la muerte

Y existo yo        siempre yo
inclinada en las aguas vertiginosas del desamor
viviendo como un larguísimo molusco
que se aferra      inútilmente       a tu enmohecida boca. 



Isabel Blanco Ollero


jueves, 29 de noviembre de 2012

TACTO DE MIEL








Las yemas de mis dedos giran
haciendo pequeños agujeros en tu espalda
sienten un tacto de miel con raso
y vuelan despacio por tu piel desnuda

Mis párpados lentamente se cierran
mis ojos viven una luminosa oscuridad
que poco a poco flotan
en el mar de tus olas cansadas

Los dos buscamos vino y sal
acompañados de juegos
que con cierto hechizo solapado
consiguen crear dulces semillas
y siempre renacen en nuestra tierna marea

Antaño tuvimos un techo de barro
débil playa de arenas marchitas
ahora       ya no hay más amores pendientes


Sabes que salgo a esperarte
que con hilos muy finos he tejido tu almohada
que mi espera es silencio
mi ser es quererte

Y retorna tu cuerpo desnudo
y ansioso
respira mi tacto de miel con raso.




 Isabel Blanco Ollero


miércoles, 28 de noviembre de 2012

TIERRA





                                                    


Los días de la tierra son como un terremoto
en la vacuidad de las almas,
ya ni la nostalgia nos regresa a los patios
y a las calles vividas en los ojos de la inocencia.

Los pájaros, las gacelas
y los niños tristes
saben que son extranjeros en su propio tiempo
y que el zumbido de la conciencia es un baile de máscaras,
humo de instantes que hierven. Y nos perdemos
en un desfiladero de sombras.

Algunas veces
se multiplican las auroras del desierto
o mares congelados se derrumban
en el lejano país del sol naciente.

El aliento de las cordilleras, los violines del amanecer
y la desnudez de la tierra
son tomados como rehenes
y se les tortura
y se les transforma el rostro.

La fiesta callada no deja de ser un susurro
y muchas voces se vanaglorian a destiempo
cuando ya la noche
se asemeja a una carnaval erótico
y sucumbe ante las escasas palabras de amor.

Casi todos observamos la sobrevivencia
de las ciudades y los hombres
con el ruido del dolor.
Y nunca, nunca estaremos listos
para contemplar los bosques desvastados
y los océanos que pintan de negro las arenas.


Pero existen formas,

existen formas secretamente humanas
que surgen de la entrega y del estremecimiento,
voces del alma que dialogan con lenguas de barro,
colores que se desnudan y nos visten en el zoco,
existe la magia del alba en una manos
y la esperanza que nos humedece
porque es tiempo de siembra y vida.


Existe lo más reconocible del misterio,
el insistente encanto de la epifanía
el símbolo que se alza y nos festeja,

existe Gerhrard Hexel

existe el Territorio y la Sincronía de la luz.





ISABEL BLANCO OLLERO





Nota: Poema creado con motivo de la exposición en Pamplona de la obra pictórica y esculturas del artista alemán, Gerhard Hexel.









                                                        

martes, 27 de noviembre de 2012

Manzanas para Julia



                   
  


                                                                       A José Agustín Goytisolo



Esta mañana Barcelona se asemeja
                   a un espejo de cartón,
                                      con su aire tan espeso, tan opaco.

En el cine Coliseum se ofrecen
las últimas caricias tristes
                   y tú, pequeño niño, juegas en las calles con tus sueños y tus cosas.
                   

Los hombres sirven a guerras
que desconoces y escribes palabras de manzana
en las mejillas del aire, en tu parque.

Sientes que Julia aún está cerca de ti.     
                  
                   Pero ahora
                   ¿quién cabalga en las brisas buscándola?

De repente, son extraños los gritos de las luces
en la vida de esta ciudad.

Roban impunemente
las magnolias de los jardines y los cuerpos
abandonados en las noches…

                  Tus palabras de manzana
                  desaparecen como adornos, como el arrullo
                  de un pájaro desvanecido en la hierba de Otoño.
                  Como Julia, exactamente como ella y lo sabes.

                  Barcelona, entonces, fue débil y opaca,
                  o quizá sea yo la que ahora vive
                  como un espejo de cartón que no refleja al mundo.
           
       

             



ISABEL BLANCO OLLERO


lunes, 26 de noviembre de 2012

AIRE DE CERES




                                                                         

                                                         A la ciudad de Cáceres



Me miras piedra a piedra
y se adolecen mis ojos ante tanta heredad tuya.
Vivo en la savia de tus muros
y en el silencio casi humano de tu pasado.

En estos instantes me salvas de los naufragios del norte
porque eres el sosiego de mis pies descalzos en toda intemperie.

Y en esta transición vuelves a contemplarme
para reconocer mi frente bajo el Arco de la Estrella
y me ves buscando refugio en la nostalgia de tus calles.

Vivo una impaciencia que se pega a mis ojos y a mi pecho
y siento esta primera mañana de ti
que me habitas, que me vives en cada puerta que abro 
y son verdaderos los espacios de tu muralla
donde aún se levanta la Torre de la Hierba
y donde las victorias de los descendientes del tiempo
respiran en tu albufera verde y cristalina.

Los miro recuperándose de todo el repliegue de los siglos…

Te confieso, Ceres, que los lejanos soles ya no me dañan
ni siquiera las acequias inhóspitas de la tristeza,
ni aquellos hondos círculos de desencantos ocultos
que se han ido convirtiendo en polvo, en otro tipo de raíces
donde crecen airosas leyendas.

Me gustaría pensar que eres el olvido de mi epitafio,
el presente eterno del aire, la piedra de mi médula.

Mientras tanto, busco en mí la patria de tus colmenas,
de tus olivos y desciendo a la Fuente del Concejo,
donde habitan los seis arcos
y donde bailan las sombras de mis antepasados.

En este Septiembre me desnudo ante ti, me quito hasta la piel,
para enseñarte todas mis heridas
y las huellas que ha dejado la noche en mi pecho.
Sé que aún te recorro, que aún vuelo por tus calles,
que sueño madrugadas de encinas
y tejados de agua que voltean a las nubes incrédulas.

La muerte no me quita nada de ti.

Aún soy la niña del norte que continúa jugando a la vida.





ISABEL BLANCO OLLERO


domingo, 25 de noviembre de 2012

Semana dedicada a Isabel Blanco Ollero




Literatura por tu cuerpo





Si tu pelo me quema
en las manos
entonces soplo
tus ojos de mariposa

porque mientras
revolotean tus pestañas
de primavera
puedo contemplar mejor
el precipicio que acaba
entre tus piernas

esperando que llegue
la luna
y con ella
la literatura
que brota
de los poros de tu piel

te abrirás
y dejarás
que te lea

descansaré
en
cada
uno
de tus lunares
de punto

y a parte

llenaré mi lengua
con la tinta
de tu cuerpo




Jorge Muñiz-Alique Gómez 


sábado, 24 de noviembre de 2012

Ya no tienes amor en las palmas de tus manos







A muerte
me huelen
las manos
desde
que te fuiste

porque mate
el amor
a sangre fría

aquella noche
que decidiste
amarme
con los puños
cerrados




Jorge Muñiz-Alique Gómez 

viernes, 23 de noviembre de 2012

Se lo inventó el poeta







Huir del invierno
con enero todavía en los labios

para que de un beso nazca la flor
que derrita la escarcha de mi pecho

y decirnos con los labios oxidados
que la primavera es
una invención del poeta




Jorge Muñiz-Alique Gómez 

jueves, 22 de noviembre de 2012

Que yo no escribo poemas








Que yo no escribo a la Luna
ni a sirenas varadas

Que le escribo a ella
que tiene todas las llaves del paraíso
y el paraíso es un laberinto hasta su entrepierna

Que le escribo cuando se va de mi lado
y rompo ventanas y me odio
e intento odiarla
pero después vuelvo a amarla
como si  viviera en un trapecio a seis mil metros de su espalda

Que la escribo cuando se hace verbo
y con-jugar con su cuerpo
soy feliz

Que escribo a sus ojos que se incendian volcánicos
y me traen la noche
y se adornan primaveras al llegar la mañana

Que yo no le escribo al mar
ni a ángeles sin alas

Que yo escribo a su boca      que también es mía
porque me sabe a fruta prohibida
después del sexo

Que yo escribo a su espalda
que guarda constelaciones
y un duende que me cuenta que solo con versos
no se alumbran las estrellas
y por eso      a caricias y besos

Que yo escribo a sus pechos
y al jardín de amapolas que florece entre ellos

Que yo escribo al Sol
pero al sol que se esconde en su ombligo
y por las mañanas me da los buenos días
y me desayuno a besos sus mejillas

Que yo no escribo poemas
que yo escribo ELLA
que es a la que me a-rimo

Que yo no escribo versos
que escribo LAURA
olvidándome de la métrica
y el número de silabas
que caben entre su boca y la mía





Jorge Muñiz-Alique Gómez
 
 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Mi poquedad






Mi poquedad relame
la sobriedad de los callejones
oscuros de mi alma

y a todas mis tentaciones
las llamo libertad

de aquella manera
que con el aflorado atrevimiento
de un petirrojo
busque la clara luz
de mis palabras




Jorge Muñiz-Alique Gómez 

martes, 20 de noviembre de 2012

Dedesvariosvarios






I.
No he hecho el amor
con cisnes
para que te rías de mí

solo he bebido
la leche de tus gatos
para saborear mejor
tu sexo

he mirado
ojos de elefantes
y se parecen
a los tuyos
cuando me miras
de rodillas

he saltado
trapecistas tumbados
en camas
con colchón de agujas

y ahora
todo
me huele a muerte

y desde entonces

los amores
de sirenas
me saben a arena
de pies mojados




Jorge Muñiz-Alique Gómez 


lunes, 19 de noviembre de 2012

Vomito mariposas






Tengo resaca

de tus besos


vomito mariposas


se va nuestro amor

por el retrete




Jorge Muñiz-Alique Gómez


 



domingo, 18 de noviembre de 2012

Semana dedicada a Jorge Muñiz-Alique Gómez




Rapto





Nos miramos a la cara y fue un segundo
me raptaste de un mar lleno de gente
y el beso fue inmediato y muy profundo
tanto como si hiciera una eternidad que lo esperabas
El mío fue más lento, algo más calmo
pero igual en el tiempo deseado
Tan segura estaba de tenerte un día
que no tenía prisa en consumarlo.
Tus manos me sacaron de aquel mundo
y las mías se colaron por tu espalda
debajo de tu ropa
Y como si nos conociéramos de siempre
como si nos esperáramos
no hicieron falta más preámbulos
que tus ojos, mis ojos,
tu boca, mi boca,
tus manos, mis manos.
Y corrimos para amarnos sin descaro
y aún yendo más a prisa que las prisas
que por un momento de tanto desearnos nos frenamos
pero luego continuaron las caricias
Sorprendidos aunque ya sin sorprendernos
porque en el fondo el Universo lo sabía
que una noche como esta que recuerdo
tendido en mi lecho acabarías
y debajo de la manta algarabía
jadeos, sudor, juego, saliva
todo entero penetrabas en mi cuerpo y en mi vida
Y el adiós es siempre un niño tímido
que sabe que en mí tu marca ya has dejado
y que yo he dejado en ti la mía
para cuando te atrevas a regresar un día.



Gabriela Collado 

sábado, 17 de noviembre de 2012

Hoy me fui de tus brazos




Hoy me fui de tus brazos victoriosa
y con rosas naciéndome en la piel que habías tocado.
Y, sin embargo, sola…

Hoy me fui de tus brazos con mi amor desbordado
y, aunque te hayas quemado en mi cintura…
hoy me fui de tus brazos y estoy sola,

pero aún florecida de esperanzas.







Gabriela Collado


viernes, 16 de noviembre de 2012

Sin rostro ni rastro




Por haberte borrado de mi vida
de un plumazo sutil pero certero,
por haberme ahogado de cariño
y dejar que ganara la agonía,
el dolor, la impotencia, el egoísmo.
Por descubrir que lo que espero no lo quiero,
que no soy yo cuando al amor me rindo,
que no doy tiempo para que haya un antes
porque vivo atorada en los después.
Los después que son las nadas del todo
aquello que podía ser sin haber sido.
Porque los amores, aquellos que imagino
no me dejan dolor, no hay amargura,
no hay tiempo ni lugar para la hartura.
Y, aunque es cierto que vacíos de pasión,
no me hacen volar como en tus brazos,
no alojan en sí mismos frustración.

Porque las historias de amor sin rostro,

amor, tampoco dejan rastro...



Gabriela  Collado

jueves, 15 de noviembre de 2012

Siempre nos quedará París




Me llené de hoteles, de monumentos erigidos para habitar postales, de tickets de embarque, de menús ilegibles. Pero tú no apareciste en ninguna foto.

Me llené de Withman, jugué con Cortázar a la rayuela, me bebí el chocolate de Laura Esquivel. Pero tú no apareciste en ninguna página.

¿Dónde estabas cuando contemplaba Pest desde Buda o cuando la Maga intentaba calmar el llanto de Rocamadour?

¿Dónde te escondiste mientras se me helaban las manos en el Empire State o mientras Rosaura se deshacía en pedos en su lecho de muerte?

¿Por qué no robaste un pétalo para mí en la Grand Place, ni te enloquecí como Fermina Daza a Florentino Ariza?
¿A dónde te fuiste cuando la orquesta empezó a tocar en la frontera entre Austria y Hungría o cuando el general Andrés Asencio mandaba matar al amante de Catalina, su mujer?

¿Por qué no te subiste a la Vespa para bajar juntos la Vía di San Leonardo, del Valle de los Juglares a Florencia, ni fuiste concupiscente conmigo, como ese rico comerciante chino con la francesita de Vietnam que, entonces, era Indochina?

¿Acaso te escabulliste entre los pasadizos del Castel Sant´Angelo mientras yo cruzaba el Tiber o, simplemente, te escapaste con Hervé Jancour a buscar huevos de seda a Japón?






Y no, no me digas que "siempre nos quedará París" porque pudiendo ser el gnomo de Amelie, elegiste ser la cucaracha de Kafka. 






Gabriela Collado