Mostrando entradas con la etiqueta José Liñán. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta José Liñán. Mostrar todas las entradas

domingo, 17 de julio de 2016

Enlace a sitios porno gratuitos



Iba a ser un vermut,

ya sabes,

dejar que las aguas del sábado

bajaran sigilosas

siguiendo sin estridencias su cauce

hasta desembocar en la originalidad

de un domingo sin resaca

y de parques llenos de niños jugando.

Pero se ha complicado el mediodía

y el sol ha tejido una trampa

escupiendo al tedio de mis brazos

y esculpiendo aristas

con excusas de mal perdedor.

Llegados a según que punto

resulta fácil extraviarse

alojando una sonrisa radiante

en las chicas extranjeras

de piel blanca

que risueñas y alegres

pasean por delante de uno,

con esos ojos claros

como la primavera

cuando viene a robarle

las horas a la noche,

y obtener el premio de consolación

de una sonrisa devuelta

puede que forzada,

que volver al presente con pasado

que es mi futuro.

Iba a ser un vermut,

ya sabes,

pero la hora del café

no es más que un pacharán con hielo

buscando un número de teléfono

y la derrota asomando entre las calles

que empiezan a estrecharse.

Entonces,

cuando te das cuenta

ya caminas sobre arenas movedizas

y el cielo es negro

como una cama deshecha

sin nadie a tu lado.

Es en ese puto instante

traidor, ruin y altanero

cuando la caligrafía insulsa

de todas las mentiras

que una vez fueron verdad,

alinean sus pasos junto a los tuyos

y asimilas áspero y cejijunto

la hazaña de transitar Nou de la Rambla

para entrar en La 2

y con un mucho de suerte

fingir con ella un encuentro fortuito.

Lúcido aún

para saber a ciencia cierta

que es eso

o terminar en casa

buscando enlaces a sitios porno gratuitos.


José Liñán



sábado, 16 de julio de 2016

El cordón umbilical



No conozco el olor de la muerte

pero ebrio me hallé

tantos días

del verano de la vida,

que por los suspiros que escapan

por cada uno de mis poros

puedes verme.

Desnudo.

Frágil.

Como soy.

En pie erguido

para anunciarte

que abdico en la droga más dañina,

la de echarte de menos.

Que el escalofrío me posee

al notar como agujas en mi piel,

el vacío en tu lado de la cama.

Que ahora mismo

eres el cordón umbilical

que me une a la vida.


José Liñán



viernes, 15 de julio de 2016

Los replicantes



Miradas de barro

que apenas se sostenían.

Brazos transparentes

incapaces de entrelazarse.

No conducía a ninguna parte

esa actitud permanente

de bandera ondeando a media asta.

De cuarto de baño sin alicatar.

Siempre se firma un pacto de no agresión

para comenzar a derribarlo todo

e intentar escaparse

de ésa ciénaga que algunos llaman memoria.

Fuimos nuestro mayo del 68,

una primavera que no se iba a acabar nunca.

Fuimos elegidos

para practicar el hedonismo con mileurista precisión.

Tuvimos todo un sistema financiero

dispuesto en su momento

a garantizar nuestra existencia de cartón-piedra.

Fuimos todos y cada uno de los golpes

que derribaron el muro de Berlín.

Y el este,

y el oeste,

y un solo norte

donde encontrar nuestro sur.

Fuimos Dioses griegos.

Fuimos arrogantes

insolentes e inconscientes.

Y ahora que el reproche

no es más que un autobús

circulando por carreteras secundarias,

solo nos queda fingir sonrisas,

acariciar los recuerdos

como si fueran el más preciado

páramo de la nada

y envejecer distantes

entre nosotros.


José Liñán



jueves, 14 de julio de 2016

El peor amante del mundo



Puede que sea de los peores

amantes del mundo.

Pero me esfuerzo,

te juro que me esfuerzo.

Puedes verlo

en mi sentimiento crónico,

en mis manos afiladas.

Sentirlo incluso

cuando venero

las erráticas curvas

por donde despeño

mis primaveras.

De verdad

que me esfuerzo.

Y es por ello que no abro la puerta,

al gélido futuro

que a veces me busca.

Y es por eso,

que intento aprender

e imagino nuevas estructuras

en las comisuras

de todos tus labios.

Y me codeo con quien sea

por defender

a capa y espada,

en el sosiego del verbo adormecido

y en el vértigo del gesto gratuito,

que amarte,

es mi único ejercicio

de responsabilidad posible.


José Liñán



miércoles, 13 de julio de 2016

Tour del Porvenir



Trazando líneas

que cruzaban desde el Raval

hasta el Gótico.

En una carrera prodigiosa

que terminaba siempre tarde.

Así nos encontraba el sol,

como un remate a gol

al palo largo.

Allí donde los porteros

solo encuentran miseria.

Desbordados

por esa finta sin balón

que es Barcelona,

nos hallamos

unos años más viejos.

En los bolsillos de nuestra memoria

se acumulan intactos

los garitos que nos han ido cerrando.

Aquellos en los cuales para entrar

solo nos pedían talento.

A cambio,

despachos de abogados

e hipotecas.

Y a manos llenas

la crudeza de saber

que no hay cementerio más tirano

que aquel donde yacen

los besos que nunca dimos.


José Liñán



martes, 12 de julio de 2016

Circunspecto blues



Ya no parece que se folle por estas calles,

o al menos eso deduzco

entre el reflejo de luces halógenas

que ha terminado violando la oscuridad

de los recónditos recovecos

donde yo,

con torpeza y ansiedad,

aprendí a amar.

Todo éste mobiliario urbano de diseño

como navaja al cuello de nuestra inocencia.

Todo está lleno de Mercadonas.

Todas estas formas y volúmenes

cuya única finalidad

parece ser confundirme.

Ya no parece que la gente se drogue por estas calles,

ya nadie invita,

todos imitan.

Ahora parece

que salir solo de casa

sea una aventura prescindible,

como si estuviéramos sobrados

de locuras y anhelos,

de pasión y consuelos.

Y lo que más me desconcierta,

es que siempre vuelvo a ti

circunspecto y agrio

como el trabajador de una noche de fin de año.


José Liñán



lunes, 11 de julio de 2016

El día que murió Sergio Algora



El día que murió Sergio Algora

fue un correo de Emilio

el que vino con alevosía

a disfrazar de cerveza sin alcohol

las horas siguientes.

Por aquel entonces

me hallaba yo

enfrascado con la negligencia del iluso,

en escoger mis mejores galas

para jugar un partido de Champions

sin saber que íbamos a terminar siendo

un trofeo de verano.

Ya sabéis,

no hay flor más marchita

que un mes de septiembre

sin un polvo que contar a los amigos.

El día que murió Sergio Algora

un soplo de aire vino a decirme

que tarde o temprano

todo te termina alcanzando.

Que lo frágil es.

Que lo infinito nunca será.

Que somos frío

en los aledaños del verano

y calor

en el bostezo del invierno.

Reloj desacompasado

de nuestros propios latidos.

El día que murió Sergio Algora

recordé una noche

en el Fantasma de los Ojos Azules

donde un desliz vino a sumarse

a todos los deslices.

A grabar a fuego en la piel

que el orden de los factores

no altera el producto.

El día que murió Sergio Algora

tuve ya todas las cartas sobre la mesa.

La certeza gélida y en barra libre

de que estaba mucho más cerca que lejos.

Mucho más obtuso y menos cuerdo.

Y de que lo realmente importante

es que hoy estamos.


José Liñán



domingo, 10 de julio de 2016