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domingo, 21 de marzo de 2010
Vértigo
Duermes al borde siempre
del mismo precipicio.
De pronto a veces saltas hacia atrás.
Y aunque por el momento te libras de caer,
no te libras del vértigo.
Lorenzo Oliván
viernes, 19 de marzo de 2010
Paisaje tras la piedra
Tú levanta la piedra por si acaso,
por más que sea gris, opaca, plana,
y se aferre a un pedazo
limitado de tierra.
Por si acaso, levántala.
Los días
remotos en que el mundo
se te ofrecía igual que una naranja
te enseñaron que a veces hay detrás
un paisaje imprevisto.
Ciudades diminutas en relieve,
laberintos de calles,
casas de extraños seres de tinieblas,
de la lombriz, del grillo, de la araña...
Si hay suerte, en blanco y negro, la película
vertiginosa de algún hormiguero,
siempre la misma y siempre diferente.
Lorenzo Oliván
jueves, 18 de marzo de 2010
Piedra
La piedra, quieta,
callada, ocupa siempre
con violencia un espacio.
Con la fija obsesión
de no dejarlo.
Lorenzo Oliván
miércoles, 17 de marzo de 2010
La trama
Hay días en que abro
los ojos y pareces
la simple proyección
de la luz que da en ti.
Eres esa película
de misterio en que haces
el papel de otra tú
que me tiene intrigado.
Y no hay mejor actriz
metida en otra piel
ni mejor argumento
que verte así, dormida.
Apenas si te mueves,
o no te mueves nada,
pero todo sucede
con un fatal designio.
Qué vértigo de imágenes
vagamente intuidas
temblorosas refulgen
un instante en tu piel.
¿Quién es aquella huyendo
por detrás de tus párpados?
¿a qué da esa ventana?
¿qué objeto allí destella?
Tenso, expectante, absorto,
ato cabos y pistas
intrigado en saber
el final de la trama.
Te despiertas, entonces,
perezosa y preguntas
con perfecta inocencia
un sencillo: «¿Qué miras?»
Se ha cometido un crimen
y tú eres, a la vez,
el escenario, el cuerpo
y quien esconde el arma.
Lorenzo Oliván
martes, 16 de marzo de 2010
Manos
Miras la palma abierta de tus manos.
¿Qué te dicen? ¿Realmente son tuyas?
¿No te interrogan al interrogarlas?
¿No te miran, extrañas, si las miras?
Mueves, mueven, un poco, tus, sus dedos
haciéndote no sabes qué señales,
como si pretendieran desvelar
sobre ti mismo algún oscuro enigma.
Hay en sus huellas más signos escritos
que en los libros del mundo. Te dan vértigo
sus trazos superpuestos, ese afán
por dar perfil a cosas imprecisas.
Qué tormentas calladas, qué relámpagos
quietos, qué seca lluvia, qué raíces
sin flor, qué blandas piedras, qué mirar
sin hondos ojos, qué simas sin simas.
¿Dónde te llevan? ¿Hacia qué lejano
tiempo de qué principio va tu mente?
¿A quién heriste, asesinaste, amaste
en qué otra piel? ¿De quién sois, manos mías?
Lorenzo Oliván
lunes, 15 de marzo de 2010
La negra losa de la noche inmensa
La dilatada noche
parece estar clavada,
por temblorosos astros
en el techo del cielo.
Aguzando el oído
interior, uno escucha
chirriar a esas luces
casi casi metálicas.
Ya no resisten más. Imaginando
sin duda su caída,
un vértigo creciente
las tiene justo al borde
o del llanto o del grito.
El mundo a punto está de ser tan sólo
la fosa de unos astros agotados,
que ha de sellar, rotunda y para siempre,
la negra losa de la noche inmensa.
Lorenzo Oliván
domingo, 14 de marzo de 2010
jueves, 2 de abril de 2009
IMAGEN DE TUS MANOS
Hay manos que acarician
y casi casi ven.
Ven y acaríciame y haz que yo sea
la imagen que de mí tienen tus manos.
Lorenzo Oliván
domingo, 1 de junio de 2008
TREN EN MITAD DE LA NOCHE
TREN EN MITAD DE LA NOCHE de Lorenzo Oliván
A Eva y Rodolfo
Tendido en la litera
estrecha de este tren, como en un nicho,
atraviesas la noche ignorada de Francia.
Del paisaje de fuera nada sabes.
No sabes si te adentras en bosques que te acosan
con sus ramas o en playas que se entregan,
si cruzas por pantano o tierra fértil.
Y apenas si conoces un cúmulo de datos imprecisos
de la extraña ciudad inabarcable
a la que te diriges.
Temeroso ante tanta realidad
desconocida, el sueño
es meta que no alcanzas.
Sin embargo, tu sangre
va asimilando poco
a poco la andadura
del tren: sus balanceos
repentinos te muestran
con qué decisión pasa, atropellándolos,
sobre todos los miedos, dudas e incertidumbres
que en mitad de la noche
cruzan su corazón.
Pasa así tú también sobre tu angustia,
que tu latir sea el latir del tren,
a su ritmo resbala
en el limo del sueño,
y que mañana el alba
te sorprenda en París.
Con todos tus sentidos bien despiertos,
que te sorprenda el alba de París.
A Eva y Rodolfo
Tendido en la litera
estrecha de este tren, como en un nicho,
atraviesas la noche ignorada de Francia.
Del paisaje de fuera nada sabes.
No sabes si te adentras en bosques que te acosan
con sus ramas o en playas que se entregan,
si cruzas por pantano o tierra fértil.
Y apenas si conoces un cúmulo de datos imprecisos
de la extraña ciudad inabarcable
a la que te diriges.
Temeroso ante tanta realidad
desconocida, el sueño
es meta que no alcanzas.
Sin embargo, tu sangre
va asimilando poco
a poco la andadura
del tren: sus balanceos
repentinos te muestran
con qué decisión pasa, atropellándolos,
sobre todos los miedos, dudas e incertidumbres
que en mitad de la noche
cruzan su corazón.
Pasa así tú también sobre tu angustia,
que tu latir sea el latir del tren,
a su ritmo resbala
en el limo del sueño,
y que mañana el alba
te sorprenda en París.
Con todos tus sentidos bien despiertos,
que te sorprenda el alba de París.
sábado, 5 de abril de 2008
Cinco poemas de Lorenzo Oliván
Poemas de Lorenzo Oliván
CENTRO
Tocar tu mano y no sentir el hueso
frío que desde dentro ahora la mueve,
sólo la piel caliente, el roce leve
de una carne hecha espíritu, sin peso;
morder luego tus labios, y en el beso
quitarle al cráneo que hay detrás relieve,
y a la nuca dureza, y que la breve
vida parezca eterna en el proceso.
Cerrarte en un paréntesis de brazos
donde no cabe el mundo, ver que rota
mi ser alrededor de tus caderas,
romper con lo exterior todos los lazos,
y entrar en una realidad ignota,
que es sólo un centro en donde no hay afueras.
Puntos de fuga 1996-2000
EL PAISAJE INTERIOR
La oscuridad te hace
mirar siempre hacia dentro,
hacia un dentro sin fondo
que se abre en uno mismo.
Quizás por eso sueñas
que caes y nunca acabas
de llegar al final
de tan hondo vacío.
Puntos de fuga 1996-2000
EL PURO DISCURRIR
Córtate con el filo
de un verso que se impone, extiende el brazo
y deja poco a poco que mane así el poema,
sangre que llama a sangre, agua que fluye
desde siempre y que brota ahora en tu piel.
Los pájaros, los pájaros, en círculos
girando por tu frente inmemoriales.
¿No se buscan las llamas entre llamas
con anhelantes gestos de llegar
a mirar por encima de sí mismas?
¿no les basta a los vientos con moverse
para nacerse y ser?
Oh, puro discurrir ensimismado,
oh, plenitud en curso y sin razón,
que sólo en suceder cifra su sino,
y no se ve pasar y así no muere.
Puntos de fuga 1996-2000
IMAGEN DE TUS MANOS
Hay manos que acarician
y casi casi ven.
Ven y acaríciame y haz que yo sea
la imagen que de mí tienen tus manos.
Puntos de fuga 1996-2000
INSOMNIO
Te has tendido de bruces en la cama deshecha,
y en el mapa impreciso de las sábanas blancas,
en el muro caído que frente a ti tenías
has buscado un camino, has buscado una puerta
que te llevara, al fin, a un descansado sueño.
Pero no había puerta ni camino y has dado
tantas vueltas en vano, que te has sentido dentro
del peor laberinto -del que ya hablara Borges-
y te has visto arrastrándote como por un desierto.
Extraños buitres negros describían sus círculos
en el cielo incendiado de tu agitada mente
bajo el sol obsesivo de un solo pensamiento.
Sudabas y las sábanas se pegaban a ti
igual que arena. Así toda la noche. Y siempre
el sueño -tu espejismo, tu oasis- a lo lejos.
Puntos de fuga 1996-2000
CENTRO
Tocar tu mano y no sentir el hueso
frío que desde dentro ahora la mueve,
sólo la piel caliente, el roce leve
de una carne hecha espíritu, sin peso;
morder luego tus labios, y en el beso
quitarle al cráneo que hay detrás relieve,
y a la nuca dureza, y que la breve
vida parezca eterna en el proceso.
Cerrarte en un paréntesis de brazos
donde no cabe el mundo, ver que rota
mi ser alrededor de tus caderas,
romper con lo exterior todos los lazos,
y entrar en una realidad ignota,
que es sólo un centro en donde no hay afueras.
Puntos de fuga 1996-2000
EL PAISAJE INTERIOR
La oscuridad te hace
mirar siempre hacia dentro,
hacia un dentro sin fondo
que se abre en uno mismo.
Quizás por eso sueñas
que caes y nunca acabas
de llegar al final
de tan hondo vacío.
Puntos de fuga 1996-2000
EL PURO DISCURRIR
Córtate con el filo
de un verso que se impone, extiende el brazo
y deja poco a poco que mane así el poema,
sangre que llama a sangre, agua que fluye
desde siempre y que brota ahora en tu piel.
Los pájaros, los pájaros, en círculos
girando por tu frente inmemoriales.
¿No se buscan las llamas entre llamas
con anhelantes gestos de llegar
a mirar por encima de sí mismas?
¿no les basta a los vientos con moverse
para nacerse y ser?
Oh, puro discurrir ensimismado,
oh, plenitud en curso y sin razón,
que sólo en suceder cifra su sino,
y no se ve pasar y así no muere.
Puntos de fuga 1996-2000
IMAGEN DE TUS MANOS
Hay manos que acarician
y casi casi ven.
Ven y acaríciame y haz que yo sea
la imagen que de mí tienen tus manos.
Puntos de fuga 1996-2000
INSOMNIO
Te has tendido de bruces en la cama deshecha,
y en el mapa impreciso de las sábanas blancas,
en el muro caído que frente a ti tenías
has buscado un camino, has buscado una puerta
que te llevara, al fin, a un descansado sueño.
Pero no había puerta ni camino y has dado
tantas vueltas en vano, que te has sentido dentro
del peor laberinto -del que ya hablara Borges-
y te has visto arrastrándote como por un desierto.
Extraños buitres negros describían sus círculos
en el cielo incendiado de tu agitada mente
bajo el sol obsesivo de un solo pensamiento.
Sudabas y las sábanas se pegaban a ti
igual que arena. Así toda la noche. Y siempre
el sueño -tu espejismo, tu oasis- a lo lejos.
Puntos de fuga 1996-2000
jueves, 24 de enero de 2008
Ausencia
De Lorenzo Oliván AUSENCIA
Tu ausencia llena todo
el espacio que tú y yo compartíamos.
Se hace dueña del aire, se introduce
en el último hueco de la casa,
impregna cada prenda.
De repente
fija sus hondos ojos sobre mí,
y tras verter en mi interior el peso
de tanta soledad irremediable,
acabo siendo todo yo tan sólo
ausencia. Sólo ausencia.
Puntos de fuga 1996-2000
Tu ausencia llena todo
el espacio que tú y yo compartíamos.
Se hace dueña del aire, se introduce
en el último hueco de la casa,
impregna cada prenda.
De repente
fija sus hondos ojos sobre mí,
y tras verter en mi interior el peso
de tanta soledad irremediable,
acabo siendo todo yo tan sólo
ausencia. Sólo ausencia.
Puntos de fuga 1996-2000
domingo, 22 de julio de 2007
La subida a la torre
Lorenzo Oliván
La subida a la torre
Has entrado en un círculo de piedra.
Bajo tus pies hay piedra, piedra hay
ante tu frente y piedra hay sobre ti.
Es un pozo de piedra sin más agua
que piedra aquí en su fondo, desde donde
no puedes ver su oculta superficie.
Apoyándote en piedra, vas girando
en espiral. Tu mano toca un árbol
de piedra: va surgiendo de tu palma
mínima un tronco gris inagotable.
Has encontrado un eje, un centro. En torno
a él das vueltas, vueltas, sin saber
si está fuera en ti - ¿Subes o bajas?-
Y de repente el pozo, el árbol se abren
en fronda y en brocal de plena luz,
y tus ojos no miran: reconocen.
Estás al otro lado. Pero, ¿de qué? ¿de quién?
En el libro Los chicos están bien
Poesía última
Edición de Manuel Vilas
La subida a la torre
Has entrado en un círculo de piedra.
Bajo tus pies hay piedra, piedra hay
ante tu frente y piedra hay sobre ti.
Es un pozo de piedra sin más agua
que piedra aquí en su fondo, desde donde
no puedes ver su oculta superficie.
Apoyándote en piedra, vas girando
en espiral. Tu mano toca un árbol
de piedra: va surgiendo de tu palma
mínima un tronco gris inagotable.
Has encontrado un eje, un centro. En torno
a él das vueltas, vueltas, sin saber
si está fuera en ti - ¿Subes o bajas?-
Y de repente el pozo, el árbol se abren
en fronda y en brocal de plena luz,
y tus ojos no miran: reconocen.
Estás al otro lado. Pero, ¿de qué? ¿de quién?
En el libro Los chicos están bien
Poesía última
Edición de Manuel Vilas
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