miércoles, 18 de abril de 2012

Aquel instante





A Lucía


No importan ahora los pechos aferrados,
los besos entre dientes susurrantes,
las alcobas vespertinas de cinco estrellas
o los moteles de las comarcales bacheadas.

Nunca valoramos monedas
entre sábanas llenas de costuras
ni talones dorados en balcones con sol independiente.

Volará con el viento la servilleta de hilo azabache
que posabas en tu muslo degustado.
No volverán cucharas cambiadas de boca, con helado,
ni el cava de una copa señalando tus senos.

Se irán, del mismo modo,
los bancos del parque caprichoso
y la hierba que enredaba tu cabello.

Los libros adolescentes quemados en la hoguera
sin saber que serían nuestros sus amaneceres.

Dónde buscar aquellas páginas,
dónde morir si no encuentro aquel instante.


Jesús Arroyo

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