jueves, 5 de septiembre de 2013

EL MEJOR POEMA





Mi mejor poema lo escribí; un día de invierno sentada frente al mar,
-siempre me inspiró el azul del mar-, el viento azotaba con fuerza a las olas haciéndolas romper con impetuoso vigor contra las rocas, mi bufanda se zarandeaba como una bandera ondeando en lo alto de un mástil, mientras las musas jugueteaban a despeinar mi cabello susurrándome sin cesar cada verso, -mi mano no podía dejar de escribir- y mis ojos, mis ojos clavados en el horizonte no dejaban de contemplar embelesados aquel hermoso paisaje que…

Perdón, creo que me confundí de poema, ¡sí, ahora lo recuerdo bien!

Mi mejor poema lo escribí; una tarde de otoño, con los ojos inundados de lágrimas, sin más compañía que, la de mi soledad y mi tristeza, escribía sobre las hojas secas que caían de los árboles, mientras la oscuridad cerraba la luz del día atravesando mi corazón, pero éste, éste tampoco fue mi mejor poema, quizá sí, el más triste.

Tal vez mi mejor poema lo escribí; una mañana de domingo, era primavera y el olor a hierba recién cortada hacia volar mis sentidos tumbada junto a la orilla de aquel maravilloso río. Recuerdo como el sol brillaba aquel día intensamente sobre el agua, y aquel ave posada en la senda me regalaba su sonrisa - parecía más feliz que yo -..

Comencé a escribir un poema que se llamó: “Gaviota”, pero de esto hace ya mucho tiempo, tampoco pudo ser mi mejor poema…

Quizá pudo ser una noche de verano; en la que la fiebre se apoderó de cada surco de mi cuerpo, la piel me ardía, y mi mente desvariaba imaginando hermosos versos.

El chasquido de la lluvia sacudía mi ventana, pero yo, yo sabía perfectamente que era la inspiración la que no cesaba de golpear queriéndose cernir entre el calor de mis sábanas. Cuando desperté, no recordaba ni un solo verso, y el numen se había esfumado.

Sinceramente pienso qué, el mejor poema nunca llegará a estar escrito, porque el poeta cuando cree que ha conseguido escribir su mejor poema,

se exige más a si mismo en el siguiente, y en el posterior a éste, y así sucesivamente con la entrega total de superarse y llegar a conseguir el poema perfecto jamás encontrado.

Lo que si sé sin duda alguna, es que, éste, no es mi mejor poema.


Luisa López Gómez










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