sábado, 31 de octubre de 2015

A veces...



A veces…
… me gusta pasear en círculo por mi soledad. Y apilar mis recuerdos frente a mí. Y entender el porqué de mi existencia.
A veces…
… las alas de colibrís de la melancolía se apoderan de mis silencios. Silencios que comparto con un banco solitario frente a la acuosa inmensidad azul de la Mar.
A veces…
… camino a ninguna parte. Observando cómo el tiempo se resbala entre mis manos, dando la espalda a mis sombras.
A veces…
… cuando nadie me ve, abro en cruz mis brazos frente a las estrellas como queriendo abrazar al Universo.
A veces…
… me siento reflejado en la belleza de una flor o en la pobreza de un indigente o en la locura de un niño.
A veces…
… desnudo mi corazón. Y lo curo con la sal de la Mar para que cicatricen las heridas. Heridas abiertas por la realidad de mis sueños rotos.
A veces…
… me siento frágil como una amapola. Me siento efímero como el transcurrir de un instante. Me siento insignificante ante lo Absoluto.
A veces…
… dibujo mis recuerdos sobre la calma de un atardecer gris ceniza otoñal. En la quietud sinfónica de las gotas de lluvia sobre la ventana.
A veces…
… deambulo por los vericuetos de mi memoria a la sombra de la Luna Mayúscula. Recordando la dulzura de tu sonrisa, recordando la ternura de tus labios, recordando la suavidad de tu piel.
A veces…


Rafael Luna García



viernes, 30 de octubre de 2015

El silencio sopla suave...



El silencio sopla suave limpiando mi conciencia de soledad. La luna se deshace en mis entrañas abriendo mi corazón a la noche. En mi interior se encienden planetas tristes que huyen de la luz. Esta noche, los recuerdos son barcos de papel que desordenan las pisadas de lo sagrado. Escapo y me refugio en la frente cálida de un girasol, latiendo de melancolía entre los susurros de las aceras. La nostalgia me sigue sigilosamente como la oscuridad persigue al abismo. Por fin, me detengo y me alejo como un pájaro de azúcar que se diluye en los cielos de leche. Siento las voces de la gente cubriendo las farolas derramadas junto al mar. Cruzo la mirada con un indigente y me descubro en sus ojos deshechos que (sólo) claman humanidad.


Rafael Luna García



jueves, 29 de octubre de 2015

La milicia de árboles y hojarasca...




La milicia de árboles y hojarasca
arrullan los peces de tu nombre
en los recodos de las adelfas
cruzando las orillas de la primavera
entre las alas azules de los maizales.
Los geranios se descalzan junto al río
en los bosques de lluvia y suspiros
caminando desnudos
a los pies eternos de los celindos.
El azahar boquiabierto –en quietud–
se asoma a la inmensidad inocente
de los vastos valles silenciosos
tapizados por las voces de las amapolas.
Tu ser de plata y nostalgia
se hace ritual entre los juncos
desplegando un intenso resplandor
de hinojos arrugados
que se hacen veredas y sombras
en los recodos del agua.
Los besos puros acunados en la mar
se hacen nómadas, sin silueta,
cubriendo la tristeza de los trigales
en los territorios ancestrales del amor.
En mis manos, tu esencia de musgo y retama
se cierne verso de soledad profunda
que redobla sin cesar en los confines añil
de las baldeas caracolas malvas.


Rafael Luna García



miércoles, 28 de octubre de 2015

La depresión



Solo
ante la soledad,
solo.
Me despeino,
corro, huyo,
solo.
La soledad
me atrapa
en su oscuridad
sin rostro.
Solo,
camino
en la espiral
triste
de la soledad.
Deambulando
en el silencio,
vílico
de los suspiros.
La soledad
se adueña
de mi voz.
Me aísla.
Escucha
mi llanto
triste y solo (seco).
Solo (y triste)
latiendo
mi vida
entre montañas
tormentosas.
La mano
sale del alma
pide ayuda
inaccesible.
Encadenado
al socorro
estático.
Funámbulo
inmóvil
de murallas
inexpresivas.

Solo…
… solo
me queda
la soledad.


Rafael Luna García



martes, 27 de octubre de 2015

Exilio




La señora tiempo divaga constante

entre los latidos del boomerang

desvelando los silencios de un vértigo

que aguijonea los círculos de las quimeras.

Los caminos enterrados entre las alas

se sitúan como el arco de un guerrero

que apunta con su flecha sin destino

la vertical constante de la existencia.

Los arcos descartados de mis pasos

se sitúan entre los lodos sedimentados

de los sombríos atisbos de las flores.

Los violonchelos apoyados en la luz

se convierten en hijos de la nieve

que navegan decididos en odas divinas.

La sabiduría se sitúa bajo los leones

actuando bajo las miradas curiosas

del escondido abandono de la ilusión.

El místico arquetipo de la vejez translúcida

se asoma desnudo en el ventanal sombrío

con la mirada perdida en el Dios sempiterno.

No más cruces, no más atajos, no más senderos,

sólo una última mirada a la mar para partir

en el vagón de la música del arpa sagrada.


Rafael Luna García



lunes, 26 de octubre de 2015

Lloro



Lloro
pétalos
de arcilla
que se deslizan
desde la Luna
a mi alma
para acabar
fundiéndose
con las olas
del mar
o sepultados
en la arena.
Lloro
en el silencio
de la noche oscura,
frunciendo
gestos
de robles añejos,
desnudando
el alma
de hojas y cisnes,
deshilachando
sueños
de fresno y sombras.
Ahora
que el momento
ha llegado
lloro
tan lejos
de las estrellas
que todo
el Universo
se hace
llanto conmigo.
Ahora
que el momento
ha llegado
mi deseo
solo es llorar
más allá
del perdón.


Lloro
pétalos
de arcilla
que se deslizan
desde la Luna
a mi alma
para acabar
fundiéndose
con las olas
del mar
o sepultados
en la arena.
Lloro
en el silencio
de la noche oscura,
frunciendo
gestos
de robles añejos,
desnudando
el alma
de hojas y cisnes,
deshilachando
sueños
de fresno y sombras.
Ahora
que el momento
ha llegado
lloro
tan lejos
de las estrellas
que todo
el Universo
se hace
llanto conmigo.
Ahora
que el momento
ha llegado
mi deseo
solo es llorar
más allá
del perdón.


Rafael Luna García



domingo, 25 de octubre de 2015