miércoles, 14 de junio de 2017

Escondidas.





...Y un día...
escondió su cara bajo la mesa,
metió su cuerpo en un cajón.
Tras el aparador...
sus cabellos, calcetines y un botón.
La cabeza hundió en el corazón,
y en un dos sin tres, desapareció.

El ropero, sin pantalón,
los cajones sin ropa interior,
sobre la silla, un pañuelo sin adiós.
Pasaron las horas sin despertador,
dormían las sabanas sobre el colchón.
Bajo la almohada, no esperó el camisón.
Ella Abrió la boca,
se comió, masticó, tragó.
Olvidó sus orejas sobre el radiador,
escuchó el grito de su gladiador,
un porqué hecho pregunta,
una zorra, entre signos de admiración.
No hubo llanto, ni tampoco canción.
Austera la habitación,
las ventanas abiertas y un ventilador,
las orejas salieron volando,
tejados y campanarios, sin navegador.
Los oídos...
punzadas, gritos, dolor.

No se provocó el vomito,
jamás se devolvió.
El cobarde... busca.
Ahora ella, insólito caracol.
Entre sombras sale al mundo,
y se esconde con el sol.
La vida a cuenta gotas,
y una eterna indigestión.




Juliet Offenbach




martes, 13 de junio de 2017

... En mis manos.



Donde pongo el ojo...
pongo la carga,
donde la carga, el peso.
Donde el peso, cae el párpado.
Y la vida, en una vuelta rápida,
se pasea y para.
Se detiene hincando los codos,
con toda su fuerza,
donde más calor halla,
otras, donde hace frío, apuñala.
La vida corta...como navaja.
La vida larga...
como el primer tren, que nunca tomo.
A veces se va, otras... escapa.
Cuando abro los ojos... la mirada,
entre la taquilla expendedora,
la puerta de la estación,
o el vacío de la nada.
Mi billete en blanco,
el destino abierto,
decisión, al portador.
Todo... por alguna razón,
en letra pequeña. Consolador...
Nunca se hará tarde
aún sin llegar a tiempo,
si voy, me detengo, o regreso,
dice la esperanza en sueño.





Juliet Offenbach





lunes, 12 de junio de 2017

Reminiscencia.





Una gran estepa ante la inocencia,
que mira y ansía,
los años para recorrerla.
Pintarla de arcoiris,
árboles de caramelo,
flores de chocolate.
Aquí un lago de peces,
aquí un parque,
allí la madre, que protege.
Suelos de nubes...
Más la inocencia se cubre,
en las rodillas, desconchones,
se destiñen colores
toscos matices,
manchas en la nieve.
Se encoge la estepa,
muros, portones y puertas.
Ya tan llena ...
de sueños que ya no sirven.
En el parque un banco,
risas jocosas,
gritos y voces
reglados los juegos,
hieles, rabias
sinsabores.
Se desdibuja la madre,
los peces del lago sereno,
pez martillo, pez espada, tiburón,
leones, ratones y perros.
Fluctúan las aguas,
las olas, pueden arrancar sueños.
Hay que aprender a nadar,
azotar a braza, apretar puños,
permanecer... ilesos.
Toscos los árboles,
las raíces sobre el suelo,
pasos en precaución
no evitan caídas,
suelos de granito,
el desconchón herida.
Preguntas en los pétalos,
pero quien espera la flor...
Hay que seguir corriendo,
asfaltos de grava y piedra.

Dónde quedó la inocencia?

Nuevas preguntas,
respuestas en ansiosa espera.
La estepa una carretera
luces de neón el color,
bombillas fundidas, linternas.
Acertijo el paso,
lo resuelve el camino, o no.
Lo que sobrevive...
un niño escondido,
tras un monstruo llamado conciencia.

Donde se oculta el niño. 



Juliet Offenbach










domingo, 11 de junio de 2017

Semana dedicada a Juliet Offenbach




* VARICELA *





Algunos aseguran

que contraer la varicela siendo adulto

es más difícil de superar. Más fiebre, sudor

más picor, enfermo durante más tiempo...

Si el amor existe, podríamos considerarlo una enfermedad que sin duda

es mejor contraer de niño o adolescente. De adulto

superar un desengaño de amor puro

puede significar más dolor, más tiempo

puede incluso que en verdad, nunca puedas deshacerte de su infección

y tengas que sobrevivir el resto de tus días

como portador de la putada más sanguinaria.



José Malvís




sábado, 10 de junio de 2017

* HOSPITAL EN CANIS MAIOR *





Para desayunar, pastillas de colores.

Cita con un médico a las diez y con otro a las doce.

A la hora del café me dan los resultados de la “mácula”,

no tengo ni idea de lo que es pero me está dejando ciego.

Quizá dentro de un año esté tuerto o sea invidente,

sin embargo, no moriré porque no se puede morir dos veces.

Soy un cadáver bebiendo en vasitos de plástico

y ceno yogurt, fruta, jeringuillazos, escapándome de cuando en cuando

a la escalera del hospital para poder fumar tabaco.



Cuando consigo dormir

sueño con la estrella más brillante del cielo nocturno

avistada por última vez un mes de abril

antes de enfermar

antes de llegar a dónde la gente viene a morir

antes de que Ella me diera la espalda aquella mañana de piruleta gris.



Lo mejor de todo es que el psiquiatra con su tecnicismo médico

sentencia que estoy loco

que he renunciado abrir los ojos a este mundo

mientras neurótico-compulsivo

describo una y otra vez cómo mis pies desnudos hollan Sirius,

cómo mis labios tiemblan estremecidos cada día de 29 horas

por culpa de una gravedad 10 veces superior a la del planeta tierra.



En esta dimensión he quedado atrapado con mi camisa de fuerza

con sus egoístas correas neuronales

almacenando recuerdos

e imaginando universos paralelos.



¿Loco?

Locos están ellos

no entienden nada de todo.




José Malvís,




viernes, 9 de junio de 2017

* A CUATRO PATAS *





Por si se cruzó

por tu cabeza,

aún recuerdo

cómo darte un dulce azote

mientras tus ojos

se enganchan a los míos

estando a cuatro patas

tirados y descoyuntados

muy desordenados sobre las sábanas.



José Malvís