jueves, 11 de octubre de 2007

VENECIA DESPUES DE UNA TORMENTA DE VERANO




fotografía de Carlos Manzano


Poema de Luisa Miñana, VENECIA DESPUES DE UNA TORMENTA DE VERANO





Margarita fumo su cigarrillo, miró a su alrededor- puso su blusa en orden y caminó tan hermosa que él tuvo que esperarla para siempre.

Dura la caricia lo que el tramo breve de la sombra al mediodía. Margarita lo sabe: en la estrecha calleja medieval no alcanza el aire sobre los puentes trepa la humedad y florecen los antiguos palacios desollados. Donde cesa la lluvia comienza el horizonte, termina la ciudad -(de nuevo la ciudad), lamida por mil lenguas que el mar devora.

Margarita sonríe. Demasiada belleza para el hombre que deja su maleta en consigna, mira a su alrededor y entretiene sus manos en un juego sin fin de cigarrillos. Margarita lo sabe.

Es una vieja, vieja película. La belleza de ahora fue en otra historia de otra forma contada tan sólo ostentación que el tiempo melancólico y estúpido desgasta y enaltece. Vestida como un escaparate Margarita sonríe. Margarita lo sabe.

2 comentarios:

ybris dijo...

Un siglo necesitaría para explicar lo hondo que me ha llegado este poema.
Es que Venecia tras una tormenta me trae un montón de recuerdos.
Corro a decírselo.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

MAG-NI-FI-CO.
"Dura la caricia lo que el tramo breve de la sombra al mediodía", esa humedad trepando puentes, los palacios desollados...yo también reconozco (afortunadamente) esa Venecia.
¡Cuanto me ha gustado!, ay esta Luisa...