lunes, 14 de diciembre de 2009

Soneto de la dulce queja







Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que me pone de noche en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas, y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío.


No me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi Otoño enajenado.



Federico García Lorca


1 comentario:

Anónimo dijo...

me vas a redescubrir a Lorca....jo! es que soy muy bonitos estos!

me gusta, hacía siglos que no lo leía... y nunca me terminó de apasionar... estaba claro que no era entonces el momento. :-)
Vesania.