sábado, 1 de noviembre de 2014

Anoche nos amamos




Eran tus labios prohibidos

Era mi lengua atrevida

Eran mis senos ansiosos

Eran tus dientes rapaces

Era tu vientre cálido

Era mi mejilla en tu regazo

Eran mis muslos firmes

Eran tus manos suaves

Era tu sexo ardiente

Era mi boca ávida

Era mi grito desesperado

Era tu orgasmo liberado


En diferentes lechos

A miles de kilómetros

Anoche...

nos amamos



Silvia Cuevas-Morales





1 comentario:

© José A. Socorro-Noray dijo...

El deseo sin límites ni fronteras,
en la llama viva de la memoria,
más allá de nuestra propia piel.


Me encanta, Silvia.