jueves, 3 de diciembre de 2015

LA MEMORIA IMPERFECTA XV



El poema acude,

la sangre suena a agujas y a mordiscos

a esos ríos que agitan las arterias

como un temblor de cuerdas amarillas,

y suenan las ventanas a domingo

y el miedo suena a miedo,

tan sólo suena a miedo.



No ha llovido a este lado de la noche

y las cosechas mienten tras los escaparates,

mienten las muchachas en sus torres salinas

y miente la madera corroída de años.



Hay una verdad tan pura que a nadie se parece.



Entonces tú regresas,

escribes con la noche los indecibles árboles

y toda oscuridad se agota.



Ya viste los arbustos brotar entre los dedos

el verso detenido en la ternura del pájaro

la sequía salvaje de sus huellas

y sus crujidos largos como lenguas de insecto.



Tú ya no tienes nombre, eres sólo el arbusto

y sigues naciendo de su sombra abolida.


Sara Castelar



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