sábado, 8 de junio de 2013

Prohibido y nublado




Si pensáramos los días impares.
Si amáramos los días de sol.
Si fuéramos invisibles los jueves.
Si estuviera prohibido morirse con lluvia.


Todo sería tan previsible y tan imprevisto
como el temblor de tu sexo
para mi sismógrafo.


Y añado: alguien te comería
a besos, como yo pretendo ahora,
aunque esté prohibido y nublado.


No estamos hechos, amor mío,
para lo que con nosotros están haciendo.


 Mariano Crespo Martínez




 

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