sábado, 30 de octubre de 2010

Pecado original



La juventud es una enfermedad dolorosa.

A nosotros, tan jóvenes y tan bellos,

tener tanta suerte nos parecía una injusticia.

Para paliarla, castramos nuestra felicidad.

Temíamos que si abusábamos de ella

nuestra fortuna desaparecería.

Dormimos las mariposas de nuestros vientres

y descubrimos en la tristeza

el más confortable de los refugios.

La buscamos en nuestras pieles

y en las de otros enfermos como nosotros.

Mezclando nuestra humedad

nos contagiábamos.

Vivíamos tristes como niños sin madre,

desafiando a toda lógica

y sin comprender aún

que quizá envejecer consista

en perderle el miedo a ser feliz.



Carmen Beltrán


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