viernes, 13 de mayo de 2011

En el vestíbulo con chapines rojos





En el vestíbulo con chapines rojos,
triste final de piernas venosas,
me reconocerás por una cicatriz en la rodilla
cuando me agache a recoger los inviernos perdidos.
Te diré entonces que abandones la esperanza
de volver a ver las casas volar,
el technicolor devoró los huesos de madera
mientras te dabas placer sobre baldosas amarillas.
Y no te creerás que has envejecido
y que el perro ya no vive
y que alguien acabó con los ciclones
y que nunca supe cantar.
Cuando golpee los talones
te fijarás en que el charol no brilla,
brillas tú de manera ridícula.
El cuento es cruel.
A mí me ha hecho bruja del Este
y a tí hombre de hojalata.



Carmen Ruiz


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