lunes, 30 de mayo de 2011

REPTANDO CADA NOCHE






Reptando desde mis rodillas,
como una enredadera envenenada,
con tu recuerdo trepas,
cada noche, el tronco abierto
de mi cuerpo.

Embriagada vivo
en el perfume
de tus moradas flores.
No puedo aniquilarlas.
Como inmortales murciélagos
se enganchan a mi sangre.

Y asisto a toda fiesta
en callejones y palacios.
Confundida en el tumulto
de algún incandescente lecho,
intento llenar al límite
la copa de mi vida,
que rebose hasta escupir
tu nombre.

Y tú
mientras yo río y bebo
me persigues
y mil sensaciones tuyas
aprietan mi garganta
hasta asfixiarme.




Anaís Pérez Layed


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