viernes, 28 de marzo de 2008

Enhebro






Enhebro en el ojal de mi camisa el olor de una rosa,
no es la primera del año pero es roja devota
como si mi sangre pudiera salir y quedarse mirando la vida.
Tengo un viaje, lejos, quizá como siempre, una tristeza,
el adviento de una lluvia que limpiará los días,
el adiós definitivo al duro invierno.



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4 comentarios:

Anónimo dijo...
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Doberka dijo...

Sí, parece que el invierno se marchará, y la primavera se acerca calurosa. Dispuesta, como siempre, para alterarnos la sangre. Tus poemas son un hermoso adelanto.

Muchos besos, Fernando.

ybris dijo...

Cerrar los ojos e imaginarse rosa desde muy dentro.
Y luego mirar la vida
y despedir el invierno.
Hay metamorfosis que merecen la pena.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Que todos los adioses sean así de bonitos. Me acerco a darte los buenos días, ya un poco tarde lo sé... pero mi cama me lloró esta noche. Besazos.