Como un gélido iceberg amenazado hacia su abismo
voy sin rumbo entre árticos océanos glaciales.
Mi pasado sobrevive como antártico espejismo.
Soy un gélido iceberg peregrinando por el Barents.
Fui un todo metamórfico irrompible entre milenios,
pero ahora desterrado del regazo de mi madre.
Las ballenas son testigo de la muerte de mi hielo
por el clima y el ozono que despiertan huracanes.
Ya no encuentro ni la aurora boreal en el camino
ni veleros naufragando entre tormentas tropicales.
Soy un gélido iceberg abandonado y peregrino
sin un mapa que me guíe hacia los bancos de corales.
Como un gélido iceberg voy navegando a mi destino
entre mares de tristeza sin auroras boreales.
Javier Neveo
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