Tengo que decirte algo:
cuando te siento
las calles se iluminan.
Nos tomamos de la mano despacito
a la forma de los niños en el patio
del colegio.
Y terminamos con dolor de mandíbula
a base de sonreírnos en grande.
Pero no se lo cuentes a nadie.
Jorgito anda al acecho
robando bollicaos donde las gradas.
Y quiero lamerte los restos de las comisuras.
Corre después.
Si quieres.
Beatrice Borgia
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