Rodolfo Serrano
Encuentro
Al cruzar el semáforo me ha parecido verte.
Eras una muchacha con pantalones blancos
y carpeta de flores sujeta contra el pecho.
Tenías el cansancio de aquellos viejos días
y el pelo negro y corto y hasta hubiera jurado
que guardabas intactos tus veinticuatro años.
Andabas como entonces. Y hasta estoy convencido
de que seguías teniendo a un lado de tu vientre
la suave cicatriz de aquella apendicitis.
Atocha ya no era el territorio amigo
donde tu y yo explorábamos praderas y desiertos
y vencíamos siempre lo mismo que Alejandro.
Quién sabe cuantos días caben en el olvido.
Sé que el recuerdo tiene alas de mariposa
y es como el negro cuervo de Poe en el alfeizar.
He aprendido adjetivos, fumo mucho, y ya no
lloro con la escena final de Casablanca,
ni releo las cartas que nunca me enviaste.
Te echo tanto de menos que alguna noche incluso
sueño con viejos bares y cócteles de estrellas
cuando tu y yo bebíamos las calles de Madrid.
No he vuelto nunca a verte, aunque a veces me llegue,
como un dulce mordisco, tu nombre en otra boca.
Y recuerde el olor escondido en tu cuello.
El claxon de algún coche te borró en mi memoria.
Y Atocha fue de nuevo un lugar desolado.
Y la muchacha entonces fue una chica cualquiera.
lunes, 30 de julio de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Jo... ¿y por qué tuvo que tocar el claxon y romper el encanto? :-) Bonitos recuerdos, aunque momentáneos. Besines.
Porque siempre suena la campana para darnos la hora..besos
Hermoso poema de Rodolfo Serrano!...
leyendolo me hizo acordar a la canción se su hijo Ismael, Recuerdo, de la Memoria de los Peces...
Bueno, espero Fernando que también pases por mi blog. En el mismo firmó Rodolfo, lo cual me llenó de orgullo.
Por si no me creés, te dejo la dirección del blog
cuarto-menguante.blogspot.com
Abrazo
Gastón Martorelli, desde Buenos Aires, Argentina
PD: me gustaría que lo firmes a mi blog.
Publicar un comentario