Elena Medel
Escribiré quinientas veces el nombre de mi madre.
Con un vestido blanco trazaré cada una de sus letras por las paredes de mi dormitorio, por el suelo del patio del colegio, por el pasillo de la casa más antigua. Para recordar mi origen cada vez que yo viva.
En todos los lugares podré besar sus mejillas limpias de cristal, aunque ella duerma lejos:
sus mejillas cercanas que me dolerán allá donde acaricie su nombre escrito.
Tantos días, tantas noches habrá de alimentarme amorosamente con su parábola descalza;
vendrá mi madre a arroparme, mujer de humo, con los ojos tiritando de suerte,
y en cada sueño mis apellidos dolerán como un cartel de bienvenida a un hogar diferente.
Sobre mi cabello, rubio como el de mi madre, la corona que me ciño como hija primogénita de Dinamarca.
Me llamaré Vacía, en honor a mis muertos; miraré cómo retozan de acrílico las palmas de mis manos, sangrará mi lengua a disposición de mis muertos.
Gritaré quinientas veces el nombre de mi madre para quien quiera escucharlo,
y escribiré que bendigo este medio corazón en huelga mío, pues no olvido:
nací para llorar la muerte de otros.
En el libro Los chicos están bien
Poesía última
Edición de Manuel Vilas
lunes, 9 de julio de 2007
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4 comentarios:
Fernando descubrí este libro gracias a que también te descubrí a ti,ja,ja,ja.. A ver si leyendo a la gran Elena Medel se me pega algo y acabo siendo poeta,ja,ja,ja
Un abrazo mega.
Sonia
Ser poeta se lleva dentro...puede que mejores..aquel que piense que ya está todo hecho...malo!..besos
Triste, real, anecdótico....dispuesta,tenue...aún rechazando su propia estirpe.
Olimpia.
puede ser una gran poeta...ya lo que hace es de mucho valor
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