Luis Muñoz
Le miro como duerme enredado en la sábana.
La esponja del descanso le borra los sentidos.
Deja pasar dos planchas moteadas de luz
la ventana entreabierta
picotea en el borde de un tiesto de geranios
un gorrión tremante
con ojos de cabeza de alfiler
y el picoteo se hace
del ritmo de una frase inquisitiva.
Pero no se despierta.
Se abraza a la almohada, se hunde como en nubes
y me atrapa al volverse alzando una rodilla.
No sé si formo parte de un sueño.
Querer es una escala y no sé si alcanza el sueño.
En el libro Los chicos están bien
Poesía última
Edición de Manuel Vilas
martes, 17 de julio de 2007
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