Javier Rodríguez Marcos
Epitafio para dos extranjeros
Resurrecturis
Ni el olvido podrá arruinar la vida
que mantiene esta llama lejos de la ruina.
No diga nadie
que comienza la nada,
que se termina el hombre,
cuando el tiempo se apaga,
cuando brota el silencio
(poca cosa es el tiempo
comparado a la vida
y a la pasión de un hombre).
Como el árbol y el árbol
que cruzan sus raíces
en la tierra profunda cruzaron su existencia.
Vivieron como uno y como uno quedan.
Que nadie piense
que hay dos corazones,
ahora que nada pueden,
donde hubo uno solo
que todo lo podía.
En el libro Los chicos están bien
Poesía última
Edición de Manuel Vilas
lunes, 13 de agosto de 2007
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