sábado, 10 de mayo de 2014

Teresa




Seis letras, un sólo nombre,

mil razones silenciadas

y cientos de sensaciones,

números para quererte

que ya no entienden de cifras

cuando se enfrentan humildes

a tu grandeza incontable.



Dígitos inexplicables

de una métrica embustera

que busca cuadrar los versos,

cual si un poema bastara

para cantar tus encantos

que tienden al infinito.



Por eso escojo las letras

rendido ya a la evidencia,

de que las ciencias exactas

no explicarán el secreto

que habita en dos corazones.



Rafael Mérida


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